entonces te marchaste.
Marchaste y yo morí
Soñando cada noche,
sentí en las palabras,
el tacto sobre la piel.
Suaves y dulces lágrimas,
que calladas por la noche,
destriparon mis entrañas
Aquella mirada triste,
loca y cansada,
Cubrió con miles de hojas,
la cumbre más elevada.
Lagos teñidos,
montañas nevadas,
cambiaron mi angustia,
quedó silenciada.
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