Invierno

Sugerí que te fueras,
entonces te marchaste.
Marchaste y yo morí

Soñando cada noche,
sentí en las palabras,
el tacto sobre la piel.

Suaves y dulces lágrimas,
que calladas por la noche, 
destriparon mis entrañas

Aquella mirada triste,
loca y cansada,
Cubrió con miles de hojas, 
la cumbre más elevada.

Lagos teñidos,
montañas nevadas,
cambiaron mi angustia,
quedó silenciada.

23 de noviembre, un año más

Te levantas una oscura mañana de noviembre. Hace frío, ese frío por el que no quieres salir de la cama. Miras el reloj esperando que sea pronto, pero pronto a veces es demasiado tarde. Hoy hace dos años, y unos cuantos más para los que tarde fue mi apellido. Un día más desde hace 830 dias, mi nombre es arrepentimiento. A veces los mejores se van, lo sé y hay que continuar como si nada. Pero esque yo no puedo abuelo, yo estoy estancada desde que te vi marchar. Nose si quiera si estarás leyendo esto, no puedo contar las veces que me hacias sonreír aún sin intentarlo, aún quedandote quieto. Y lo echo de menos, te echo muchisimo de menos. Ya nose que creer, sólo sé que estes donde estes, me vas a esperar y que de alguna manera me cuidas y me sacas de este bache que fue perderte. Nadie sabe las veces que pienso en ti, porque a veces mis lágrimas lloran por ello. A veces me resulta imposible llegar y que no estes ahí, en tu sillón, sentado como siempre viendo películas de vaqueros y regañandonos por intentar cambiar de canal. Los veranos juntos en el pueblo, en los que te ponias gruñon para que no te quitaramos ni el sofá ni la tele, y te acababas durmiendo. Y entonces jugábamos a meterte palillos en la boca antes de que te despertaras y te enfadaras, solo un poco. Y esque tengo tanto que contarte, que aún que estuvieses a mi lado no sabria ni por donde empezar. Hace dos años y me sigue pareciendo ridiculo que no estes aqui. Solo puedo decir lo que siempre repito y repetiré en todas tus cartas, creíste en mi como nadie lo hizo, y me levanto cada mañana, con la intención de cumplir aquello que me dijiste, aquello en lo que me convertiré. Las fuerza que tengo, los esfuerzos que hago, lo imposible que consigo, es posible por ti. 
Por muchos años que pasen dudo que se me vaya esa sensación de estar ahí sentado esperandome. Porque me trataste siempre como una niña pequeña, como una princesa, y aunque ahora ya no lo sea, sé que si algun dia nos volvemos a ver, me seguirás tratando igual. 
Te quiero, y eso no lo cambia que te hayas marchado ni los años que pasen de ello. Yo siempre cumplo mis promesas, recuerda las tuyas, porque algún día volveremos a estar juntos y por ellas me mantengo viva, un día más. 

Última estación


- Bailar bajo la lluvia moja- repitió

- ¿ Y qué? Si nos hace felices- balbuceé

- No estoy seguro de querer resfriarme por ti, Ana

- ¿No hablabas de mi felicidad? Ahí está- le susurré

- Las cosas han cambiado, nose si podré hacerte feliz

- ¿No lo sabes o no quieres saberlo?. Mientras tú estás ahí sentado yo me estoy perdiendo, perdiendo en mi misma, por ti.  No sabes lo que es eso, no sabes lo que es morir por alguien que ni siquiera se mojaria por ti.

-Lo siento Ana

Con ese lo siento acabó aquel frío otoño lleno de ilusiones. Y hoy solo quedaban los recuerdos, esos que se acaban callando, esos que el odio hace odiar y la soledad olvidar. Y esque sigo perdida en mi misma, aquel idiota consiguió que me perdiera por él.  Y ya no sé encontrar caminos que me lleven al principio, antes de amarle, no sé. Debe parecer estúpido para muchos, amar sin ser amado. Que se lo digan a los amaneceres blancos y a las puestas de sol acompañadas, que perderte en ti mismo, a veces es la guía que te saca donde has encallado.

Me quité su jersey, me agaché y le di un suave beso en la mejilla y justo antes de que abriera la boca le callé. 

- A veces es mejor no decir nada, que decir demasiado. Te devuelvo tu ropa, hoy me voy sola a andar bajo la lluvia. Que la mejor manera de encontrarse es perderse en uno mismo- concluí. Y esa fue la última vez que le vi, aunque tampoco le busqué demasiado.