Vive

En lo alto de un acantilado, sobre el escalón de una pequeña casita de madera, ligeramente fría, seria, y apagada, contemplo el paisage. Una bonita línea infinita cruza mi mirada, el horizonte se extiende radiante ante mis ojos. Las gaviotas cantan sus desafinadas letras. La brisa me despeina el pelo desordenando las puntas y desafiando a los pequeños barquitos, que a pesar de las imperceptibles olas, se tambalean indecisos, se avecina algo grande. Una gaviota se posa ante mi, y planea hasta la roca más cercana, en sus ojos se refleja el miedo y la desolación. Bajo el aviso de aquella advertencia sigo sentada contemplando aquel bonito paisage, sobre una cala de inmensas rocas afiladas y arena blanca como nieve. Dudas por un segundo si esa frágil casita de madera soportará la tormenta, pero ya todo te da igual, lo único que deseas es quedarte eternamente bajo aquella brisa helada, observando el faro que se ve a lo lejos, a cientos de kilometros, en una pequeña isla visblemente borrosa enmedio de aquella raya tan clara como es ese mar azulado que lo cubre todo. La niebla se dispersa, el aire se vuelve cada vez mas frío e insoportable. Es tan fugaz como inexistente la opcion de entrar en casa, las vistas te embrujan, te imnotizan no puedes apartar la mirada. De lejos se escucha al unisono una cancion creada por los sonidos de los pocos que habitan en aquel abrumador lugar. El cielo empieza a oscurecer, la pequeña vela encendida sobre el escalon, ya ha desaparecido, se ha esfumado, es demasiado tenue. Comienza a chispear, la lluvia acaricia mi rostro en forma de pequeñas gotas, que hace un momento parecían inexistentes, empieza a augmentar la tormenta. Un relámpago se precipita sobre el árbol más cercano, la lluvia creciente cae como rayos sobre mi piel helada, tanto que hacen daño, duelen, quiero chillar y huir a refugiarme, pero no lo pienso hacer, me quedare aquí sentada, aunque la casa vuele, aunque caigan relámpagos sobre mi techo, aunque todo acabe, porque ya todo me da igual, porque ya no me duele, porque ya no siento, ahora soy insensible. Y por un momento todo parecía haber acabado, hasta que todo comenzó.


                                            regalando miles de sonrisas aparentemente inexistentes

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